martes, 18 de octubre de 2011

El Camino a la felicidad. La historia de un peregrino.

Había una vez un hombre que llega a un pueblo muy lejano durante su peregrinación. Al llegar, muchos le contaban historias sobre un gran místico. Un hombre con mucho conocimiento que vivía casi a la salida del pueblo. El peregrino, muy interesado por las historias que había escuchado, decidió visitarlo.


Al llegar a la casa del místico, vio que era en realidad un palacio enorme, muy lujoso y se preguntó como era que un hombre místico podía vivir en un lugar tan ostentoso. El hombre procedió a solicitar audiencia con el místico. Al acercarse, el peregrino le dice:
“Escuché que eres un hombre muy sabio, un gran místico que conoces el secreto de la vida. He venido a pedirte por favor que me digas el secreto de la felicidad”.


El místico le responde:
“Antes de responder a tu pregunta, quisiera pedirte algo.”
cogiendo una cuchara y colocando óleo en ella le dijo:
“Verás, mi palacio es una joya, posee salones dignos de ser llamados maravillas y jardines que poseen flores muy hermosas y raras, quisiera que des una vuelta por mi palacio sosteniendo esta cuchara con óleo. Al regresar aquí, la cuchara debe tener la misma cantidad de óleo que tiene en este momento. Tienes un máximo de 4 horas.”


El peregrino accede a la solicitud y emprende el camino. Al regresar luego de 3 horas le dice al místico:
“he cumplido tu solicitud. El óleo esta completo y he dado la vuelta a tu palacio en menos del tiempo solicitado, ahora es tu turno de responder a mi pregunta.”
El místico le pregunta:
”¿y que te pareció mi palacio, los salones y los jardines?”.


El peregrino, luego de pensar unos segundos le responde que en realidad no había podido verlo pues no quería dejar caer el óleo. El místico procede a pedirle nuevamente que de la vuelta a su palacio bajo los mismos términos pero observando todo a su alrededor.Al regresar luego de 5 horas, el hombre regresa con el peregrino y la cuchara casi no tenia óleo. El peregrino entonces dice: 
”He fallado la misión y no soy digno de la respuesta.” A lo cual el místico le responde: “ Viste mi palacio?”
y el peregrino dice:
“Si, tienes razón en todo lo que dijiste, los salones me dejaron sin aliento y los jardines alegraron mis sentidos”
Entonces el místico le dice con tranquilidad: 
“Es verdad que el secreto de la felicidad esta en alcanzar la meta que tanto anhelas sin dejar de disfrutar de lo que encuentras a lo largo del camino que recorres”

Espero que esta historia alegre un poco su camino. Saludos.

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