martes, 17 de enero de 2012

Reflexiones sobre la ley de la equivalencia.

Leyendo una novela de Isabel Allende, La cuidad de las bestias, entendí algo que era muy simple de obtener y observar a simple vista. Quizás sea por la costumbre de ver una ley inherente al castigo y no como una oportunidad.

La ley de la equivalencia o reciprocidad se entiende de la siguiente forma: Que toda acción tiene una consecuente reacción, Lo que demos se nos devolverá a nosotros de forma equivalente y recíproca. Si vemos esto de forma más simple, es como el sistema de trueque realizado por antiguas sociedades. No se puede recibir sin dar algo a cambio, equivalente según no del valor intrínseco del objeto o acto, sino del valor que tiene para el que lo entrega.

Lo que me lleva a escribir estas líneas es quizás una reflexión tardía del mismo principio, visto como una oportunidad. Que si deseamos algo debemos hacer o dar algo para recibirlo. Es decir, si deseamos ser amados debemos amar, si deseamos ser libres debemos dar libertad, si deseamos respeto debemos respetar y así, si deseamos aprender debemos merecer el aprendizaje viendo toda oportunidad que tenemos para aprender, en especial un error o ver la lección que nos podemos encontrar en todo. Es una oportunidad para acostumbrarnos a actuar de forma consecuente con lo que deseamos y profesamos.

Todo tiene un precio en la vida, muchas veces en moneda, muchas otras en actos concretos en especial desinteresados. El acto desinteresado tiene una lógica interesante de analizarse, pues no debemos dar algo esperando recompensa, eso sería un acto que desmerecería todo lo que hacemos, modificando la vibración de la energía que enviamos al universo. Por otro lado, al esperar recompensa, cuando el universo nos devuelva la energía que entregamos transformado en lo que nosotros más anhelamos podríamos ser incapaces de verlo, pues esperaremos lo que concientemente queremos y no lo que quizás realmente deseamos en nuestro interior o necesitamos. Es ahí cuando al no conocernos realmente no entendemos el regalo que nos da el universo y muchas veces no lo aceptamos, ingratos como cuando de niños "papa noel" no nos regalaba el muñeco de acción que esperábamos y lo lanzábamos la pared para que se rompa. Muchas veces actuamos ignorantes de lo que recibimos o tan necios que rechazamos muchas veces lo que en el fondo deseábamos.

Es como aquel que recibe amor de una persona de forma desinteresada y al ver el amor desinteresado que le profesan, se aprovecha comportándose de forma egoísta y engreída, por consecuencia quizás pierda la oportunidad de vivir el amor que tanto esperaba porque no se dio cuenta que eso era lo que en el fondo quería. Desperdiciando esa oportunidad por miedo a entregarse de la misma forma. Su acto se convirtió en dar lo opuesto al amor y por ende recibe recíprocamente según su acto.

La ley de la equivalencia es una oportunidad de recibir sin esperar para no tener ataduras al momento de observar, observar aquello que tanto deseamos de forma que lo podamos apreciar y aceptar. Es una oportunidad de recibir de forma recíproca aquello que de verdad merecemos, sin creernos merecedores de todo sin haber hecho lo necesario para tenerlo y valorarlo.

Espero les haya servido.


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