martes, 6 de diciembre de 2011

La Percepción.

¿Creerían si les digo que la realidad que observan no es necesariamente la misma realidad para todos?

Un día compré un libro muy interesante sobre la teoría del color, en donde se contaba una historia acerca de una reunión de 10 diseñadores gráficos que estaban sentados alrededor de un cuadrado pintado de rojo. El jefe les pide que apunten en un papel, de forma personal, el color específico que observaban. Cuando terminaron de apuntar, el jefe lee en voz alta los colores anotados: magenta, pimiento, borgoña, tomate, cereza, etc. El mensaje del experimento es claro, la percepción de lo observado varia según cada persona. También se sabe que si observamos un color bajo la luz del sol se verá de diferente tono que si lo observamos bajo luz de un tubo fluorescente. Pero dejemos los ejemplos de lado y vayamos directamente a lo que les quiero explicar.

La realidad para cada uno esta definida por la forma de pensar, sentir, códigos morales, cultura, principios, experiencias y en especial, la forma en que nos vemos a nosotros mismos. La percepción provoca que cada uno siempre tenga su verdad, algo en lo cual creeremos hasta que uno de  factores antes mencionados cambie. Muchos dicen que el tiempo hace olvidar y en realidad no es que olvidemos sino que maduramos, evolucionamos, cambiamos nosotros y por tanto cambia nuestra percepción ya que entendemos que lo vivido en el pasado no tenía el impacto o la importancia que en realidad le atribuimos cuando nos sucedió. Por eso muchas veces al ver hacia el pasado y analizarlo, nos decimos: “¿Porque sufrí tanto por eso?”, aunque nadie podrá cambiar que en ese determinado momento nos pareció todo un drama.

Hace mucho tiempo atrás, pasé por momentos de gran sufrimiento y una persona dijo algo que aun ahora me sirve para todo: “Quizás sea una percepción, y tal cual el prisma tiene tres lados, cámbialo de lado para que veas otro aspecto de la misma realidad. Ahí te darás cuenta que todo a tu alrededor cambia, que la realidad no es tan mala como pensabas." De este texto pude sacar la lección que me permitió ver la vida de otra forma y superar la crisis en la que estuve sumido por mucho tiempo.

Es muy fácil percibir sólo lo malo de todo lo que nos rodea, lo que probamos, comemos, observamos, leemos, de nuestras experiencias, y la lista continuaría; si sólo vemos lo malo pues nada tendría sentido y dejaríamos de ver el valor de cada cosa, nos volveríamos pobres. El observar de otros ángulos nos permite ver la lección que podemos obtener de cada vivencia, si valoramos todo y encontramos la parte positiva, ¿acaso no nos volveríamos ricos?
La felicidad implica darnos cuenta que podemos ver las cosas de otra forma, dejar atrás lo que nos causó dolor y llevar con nosotros sólo la lección aprendida.

Esto de la percepción se puede aplicar a todo en la vida. Si observamos y hacemos un análisis a conciencia de los conceptos de bien y mal, llegaremos a la conclusión que sólo existen bajo los parametros morales donde estamos inmersos, eso quiere decir que no todos comparten los mismos parametros y por tanto lo que para nosotros es malo, quizas para ellos es algo normal o incluso bueno. Y pues, con facilidad llegaríamos a la conclusión que no estamos en capacidad de ver de forma imparcial las situaciones y tampoco capacitados para juzgar a otros por sus actos. Es ahí donde entra el término justicia divina, pues sólo algo superior puede juzgar nuestros actos, ya que son determinados por lo que sentimos al hacerlo y no por el acto en si mismo, algo que nos puede engañar por como lo percibimos.

Nuestras experiencias tienen un valor enorme pues proporcionan una forma diferente de ver la vida y le pueden servir a otros de ayuda en situaciones difíciles que atraviesan. Las experiencias y lecciones que  da la vida a otros siempre tendrán valor ante los ojos correctos. A pesar que es duro extraer la lección que toda circunstancia contiene, creo que es una de las claves para encontrar la tranquilidad; desechar aquello que no sirve y quedarnos con la esencia misma de la vida.

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